domingo, 26 de junio de 2022

Tienes en los ojos girasoles.

Florecieron de nuevo los girasoles.
Surgieron sin que nadie los plantase,
crecieron sin que nadie los cuidase,
y florecieron. Florecieron sin necesidad de ser,
florecieron simplemente para florecer.
Sin hacerlo para nadie. 
Y surgieron más fuertes y bellos que antaño.
Más bonitos y altos que la última vez. 
Más vivos, más coloridos, más soleados.
Y todo ello causado por su forma de riego.
Por ya no depender de la lluvia que caía de sus ojos.
Por surgir en la estación adecuada. 
Por esperar al momento correcto. 
Por ser, sin necesidad de nada. 

jueves, 2 de junio de 2022

Adiós, amor.

He tirado tu cepillo de dientes. Lo he lanzado a la basura junto con todas las cosas bonitas que alguna vez te dije. Se me hace un nudo en la garganta cada vez que pienso en todo lo que creía que estábamos predestinados a ser y no fuimos. 

No te voy a mentir, lo estoy pasando he pasado bastante mal. Sigo teniendo momentos en los que los recuerdos duelen, pero al menos ya no arrasan con cada parte de mi ser. Pero porque me estoy obligando a no pensar en ti, a no recordarte, porque sigue destrozándome el hecho de que no seas capaz ni de decirme hola. Porque sigue apuñalándome el corazón que, después de todo, no seas capaz ni de respetarme. Porque sigue molestándome que no dejes de tomar decisiones por mí, aún sin hablarme. 

Es curioso como la vida pone las cosas en su lugar. Tu nunca fuiste mío porque nunca quise que lo fueras. Yo quería tu libertad por encima de la mía propia. Quería ver como ser libre te llevaba a querer serlo conmigo. Nunca quise atarte. Nunca quise que fuésemos únicos para el otro. Nunca quise centrarme en ti. Y al final fuí la única que lo hizo. 

Fuiste una de las cosas más bonitas de mi vida durante muchísimo tiempo. Te quise más de lo que debía. Y ahora sólo quiero ser capaz de borrar absolutamente todo eso. Diría que me gustaría eliminarte de mis recuerdos, pero si lo hiciese aún tendría la capacidad de volver a cometer el mismo error. Y no quiero. Tuviste mucha suerte conmigo y temo que nadie nunca la vaya a volver a tener. 

Sé que algún día conseguiré perdonarte, pero no creo que eso llegue pronto. La verdad es que ni si quiera tengo claro que quiera que llegue. Porque... ¿dónde quedo yo si lo perdono todo? ¿tan necesario es ese perdón? Siempre me va a unir algo a ti, siempre voy a tener un recordatorio constante de que alguna vez estuviste en mi vida... Tal vez la culpa es lo que a ti te unirá a mí. ¿Seguiría estando si consigo perdonarte? No lo sé, ni tengo ganas de descubrirlo. 

No quiero invertir más tiempo en ti. Siempre estuve de tu parte, siempre te he defendido, incluso después de que tú nunca lo hicieras. Que te lo perdone Dios y te lo devuelva el Karma. 

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