viernes, 28 de septiembre de 2018

Estoy loca, pero soy libre.

Mi vida actualmente no tiene un rumbo fijo. Pero aunque no lo parezca, no me preocupa. Siempre supe que la primera decisión no me llevaría al destino final, y me estoy divirtiendo mucho en el trayecto. Estoy conociendo a mucha gente, haciendo muchos nuevos amigos y no sé lo que saldrá de todo esto. No sé si mañana despertaré con la mayor depresión de mi vida y mil personas en las que apoyarme para salir de ella; o si en cambio despertaré sola y feliz, como en los cuentos de hadas comiendo perdices que yo misma cacé. Pero desde ahora puedo asegurarte que pase lo que pase me tendré a mi. Porque me estoy conociendo, porque estoy volviendo a ver las cosas que realmente hacen latir a mi malcriado corazón. Que estaba tan acostumbrado a relajarse que se había olvidado de la ternura que hay dentro de un abrazo de oso, de esos que rompen los huesos y quitan el miedo. Estoy aprendiendo a perdonar, a estar ahí para la gente en el momento que me necesiten, a recordar las cosas que antes me parecían estúpidas. A querer al mundo por lo que es y no por lo que puede converrtirse en mi vida. 
Y todo esto lo estoy haciendo desde el caos de la incertidumbre, desde la alocada posición que se atribuye a aquellos felices desdichados que optan por hinchar una burbuja y meterse dentro. Tal vez hoy me da por perderme en la inmensidad de los mares de tus ojos y mañana decido que necesito algo de tierra entre tanta agua. Pero eso no tiene por qué suponer un problema. He aprendido a vivir entre mares y tierras, a enamorarme de la vida cada día, a reconocer las cosas que quiero y no quiero en mi vida. Ahora disfruto más, de todo, sin excepciones. He añadido un extra de placer a mi vida, fijándome en las pequeñas cosas, teniendo en cuenta los detalles y escuchando las palabras por absurdas que sean. Pues a menudo aquello que nos parece más absurdo e irreal puede terminar siendo una de las mejores cosas que nos haya pasado en la vida. 

Se que no todo el mundo acepta este nuevo cambio que he dado a mi vida. Se que hay gente que va a echar de menos la organización y la calma típicas de mi yo del pasado. Pero seamos sinceros, nunca se me dio bien controlar mis impulsos.
Puede que te apetezca opinar sobre mi loco y atípico estilo de vida, y puedes hacerlo, nadie va a impedirtelo. Sin embargo, te recomiendo que no lo juzgues sin a penas conocerlo, pues podrías estar perdiéndote una gran tarde de pensamientos y reflexiones sin sentido, de esas que hacen que te replantees hasta la medida de tus dedos de los pies. De las que inspiran a hacer cosas grandes, a ver lugares asombrosos y conocer gente irresistible. No soy quién para juzgarte si no quieres si quiera intentarlo, pero tampoco eres tú nadie para decirme que es lo que se supone que debería hacer.




"Mi diagnóstico es sencillo... sé que no tengo remedio."
Julio Cortázar.
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