
Pero lo que sí que tengo claro, es que no quiero sentirme indiferente. Quiero ser importante, importante para mí, para mi vida. Quiero ser la protagonista de mi propia historia, y quiero contar esta historia a mis nietos cuando todo mi cabello sea plateado.
Puede que nunca llegue a construir una historia muy emocionante, o aventurara, o incluso interesante. Pero procuraré que todas y cada una de las cosas que haga, tengan un pedazo de mi persona, y que todas y cada una de las cosas que vea, cambien otro pedacito de mi persona. Y todo esto tengo la intención de hacerlo con la máxima emocionalidad posible. Tengo la intención de llorar y reírme al mismo tiempo. De estar triste durante semanas y reír a carcajadas en un instante. De luchar con valentía por algo y sentirme cobarde cuando lo vea cerca. De lanzarme desde lo más alto, para luego cerrar los ojos por miedo. Porque eso soy yo. Un saco de emociones andante. Un ser bueno y malo al mismo tiempo. Una persona con calificaciones contradictorias. Y jamás quiero ser otra cosa.