Son muchas las veces que he repetido la frase de "la gente no cambia, solo aprende a comportarse". Y no sabéis lo mucho que la vida me demuestra día a día en lo cierto que estoy. A veces puedes tener una idea sobre alguien, una forma de pensar sobre una persona, pero de repente ves que esa forma de pensar era errónea. Y no es culpa de la persona. Pero tampoco tuya. No puedes ver cómo es alguien si ese alguien nunca te muestra su verdadero ser, su esencia.
Como habitante de este mundo, siempre he intentado ser fiel a mis principios y actuar en base a ellos. Dentro de estos principios se engloba un sentido de la justicia muy crítico y una forma de amar que ha resultado ser poco convencional. Entre estos principios también se encuentra uno que me ha causado varios problemas entre mis relaciones de amistad: la lealtad. Eso unido a mi sentido de protección y cuidado de las personas a las que quiero, a menudo ha hecho que me encuentre de bruces con el frío y duro suelo (casi siempre metafóricamente hablando).
Me va el corazón a mil mientras escribo esto. Porque realmente no sé cual es el propósito de todo lo que estoy narrando. No tengo una idea clara en la cabeza, solo estoy dejando que las palabras salgan, porque al despertar he notado la necesidad de que así fuera.
Volviendo con el tema de los principios. Ya os he comentado que la lealtad, la protección y el cuidado a menudo me causan malas pasadas. Esto viene dado principalmente porque no me gusta ver sufrir a las personas que tengo alrededor. Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta de que no puedo ayudarlas siempre. Hay veces que intentando ayudar la he cagado. Que intentando hacerle ver a un amigo que estaba andando en la dirección equivocada simplemente le he hecho andar más rápido en la misma dirección. Eso ha hecho que modifique la forma en la que enfrento la mayoría de estas situaciones. Ahora dejo que el mundo ponga las cosas en su lugar. Pero no he cambiado. Mi personalidad interior llora y grita continuamente al ver que estoy permitiendo que esa persona se haga daño. Y hay veces, pequeñas, en que la dejo salir, la muestro y la lío. Porque como os he comentado: a veces cuanto más intentas alejar a alguien del dolor, más termina deseando estar cerca de él. Y no hay nada que tú puedas hacer al respecto.
Me apetece mencionaros otra cosa para no terminar esto con un tono tan pesimista. O al menos quiero intentar que no sea así. Os he mencionado que tengo una forma de amar un tanto atípica. Creo que he intentado escribir sobre ellos más de 20 veces a lo largo de los últimos 2 o 3 años. Pero nunca he encontrado la forma de hacerlo que me pareciese correcta. Vamos a probar a ver si ahora es el momento adecuado.
Yo amo, amo inténsamente y no dudo en expresarlo cuando lo siento. No dudo en decirle a alguien te quiero, aunque lo conozca de hace 2 semanas. También es verdad que hago una diferenciación muy clara entre el te quiero y el te amo. El te quiero soy capaz de utilizarlo a la ligera, soy capaz de decirlo en cualquier momento, incluso a personas que tal vez no debería o en momentos que pueden resultar equivocados. Pero nunca me he arrepentido de decir te quiero cuando me ha salido del alma. Porque cuando quiero, lo hago desde dentro. Y no hay forma más sincera de querer que esa.
Hubo un tiempo en el que aprendí a no decir te quiero. Porque pude ver que la mayoría de las veces en las que mencionaba esas palabras, la persona que estaba al otro lado se asustaba. No quería escuchar eso en ese momento, no estaba preparada para hacerlo y creía que suponía muchísimo más de lo que realmente era.
Cuando yo digo "te quiero" significa te quiero en este instante. Te quiero por este momento que hemos pasado. Te quiero por la maravillosa situaciñón que estamos compartiendo. Es algo pasajero, no significa que vaya a ser así siempre.
Cuando digo te amo, la cosa cambia. Creo que puedo contar con los dedos de una mano las personas que han escuchado esas palabras salir de mis labios (y me sobrarían dedos). Un te amo para mi es como la evolución del te quiero. Dentro de un te amo está el compromiso de que ese sentimiento perdure y las ganas de hacer que esa persona esté en tu vida por el máximo tiempo posible.
Creo que una gran parte de las personas utilizan el te amo y el te quiero indiferenciadamente, y a menudo me ha parecido un error. Sería capaz hasta de corregirlo como falta gramatical, por falta de coherencia. No es lo mismo amar que querer. Querer tiene más sinónimos. Amar no tantos y la mayoría cuestionables.
Cuando quieres algo o a alguien, lo deseas, anhelas su presencia, lo aprecias. Pero podrías vivir sin ello perfectamente. Porque puedes querer otra cosa, puedes anhelar otra cosa, puedes apreciar a otra persona.
Cuando amas, no quieres hacerlo. Quieres amar eso. Sin cambios ni devoluciones.
Y para mí, esa es la gran diferencia. Esa voluntad por desear que la persona a la que amas se quede en tu vida. Aunque no sea única, aunque hayan más personas a las que ames, pero tienes la voluntad de amarlas lo suficiente como para permitirte enseñarles una parte de tu ser al hacerlo.
No creáis que estoy del todo satisfecha con cómo ha terminado saliendo esto. No sé si se termina de entender o no. Pero como esto, en su gran parte, es única y exclusivamente para mí, tampoco voy a cuestionarme excesivamente. Porque para mí sí tiene sentido.