miércoles, 22 de enero de 2014

Antes o después.

Siento no haber actualizado esto en tanto tiempo, pero la verdad es que no estoy pasando por mi mejor momento...
Hace poco recibí una muy mala noticia y tanto mi ser como alma entristecieron al escucharla... A ninguno
nos gustan las malas noticias, pero debemos afrontarlas y superarlas. Siempre he sido una persona que no muestra sus sentimientos fácilmente y es muy difícil que mi estado anímico afecte a mi forma de ser. Pero ese día me fue imposible. Pasé horas y horas llorando. Es muy difícil intentar que esas cosas no me afecten, soy llorona por definición y soy humana además. Sufro. Como cualquier ser humano. Intenté afrontarlo y ocultar mi tristeza para que nadie se preocupase por mí, pero en el momento en el que me preguntaron "¿qué tal?" se me cayó el mundo encima. Rompí a llorar y ya no sabía hacer nada más. Fui una masa mocosa y llorona durante casi un día entero, y sobretodo, por la noche. La noche es el peor momento para un alma en pena.

Sé que este es uno de esos momentos en el que tienes que decir "yo voy a superar esto, esto no me va a superar a mí" pero es difícil afrontarlo, y más en mi situación actual... Me resulta extraño como con tan solo unas palabras puede romperse toda tu alma y huir toda tu felicidad. Es extraño como nos parece que el mundo se ha detenido y nos ha dado la espalda, pero no, el mundo sigue, la vida avanza y nosotros tenemos que seguir con ella, no podemos quedarnos atrás, pues si no será demasiado tarde para alcanzar nuestra vida de nuevo. Por ello, al día siguiente de la desesperación, vino la calma. Ya no lloré. Simplemente me limité a mirar a los demás y hacer las cosas mecánicamente, como si fuese un robot. Pues mi alma ya no estaba conmigo, y por lo tanto mi cuerpo ya no parecía triste. Encerré mi alma en un rinconcito de mi mente y le dije que esperase, que se calmase y que luego volviese. Y vuelve, vuelve cada noche, vuelve en esas terribles pesadillas que me hacen despertar gritando y que son las causantes de mis ya crónicas ojeras.

Como siempre, de las malas experiencias vienen los buenos consejos, así que aquí va el mío: si quieres llorar mil mares por una mala noticia, hazlo, pero ten en cuenta que cuanto más llores más tiempo estarás desperdiciando en poder hacer algo, en poder cambiar algo que haga que tu alma deje de estar triste. Sé fuerte. Resiste. Lucha. No dejes que el mal se apodere de ti. Sigue con tu vida. Lo que tenga que ser, será. Antes o después.

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